De Arévalo, Ávila, ya hemos hablado en varias ocasiones en Patrimonio Activo CyL. Y en esta ocasión vamos a hacerlo de uno de sus hijos más ilustres, aunque desgraciadamente olvidado por la mayoría, excepto en su tierra natal: Eulogio Florentino Sanz y Sánchez, político, diplomático, traductor, periodista y escritor español del Romanticismo.
¿Lo conocéis? Seguro que no, aunque en Arévalo hay un instituto que lleva su nombre y una estatua. Por eso, permanece atento y conoce su vida, que te relatamos a continuación.

Nacimiento
Eulogio Florentino Sanz y Sánchez nació en Arévalo el 11 de marzo de 1822. A la edad de 6 años quedó huérfano de madre y poco después su padre fue internado en un hospital en Salamanca. Tras eso, fue criado por un pariente en Arévalo. Es en ese momento donde se aficiona a leer poesía.
Estudios
Entre 1838 y 1840 estudia leyes en Salamanca y luego termina en Valladolid. Aquí sucede una anécdota que quizás nos dé alguna pista sobre el carácter de Eulogio. En pucela se enamora de una chica cuyo padre era vidriero, plomero y hojalatero al que el negocio no le iba muy bien. Es por eso que nuestro protagonista se hace con una banda de chicos que rompen a pedradas las ventanas la plaza mayor vallisoletana. Esto tuvo como consecuencia que todos acabaran en el calabozo, pero también que al progenitor de su amada le fuera bien el negocio.
Tiempo después, y con ganas de buscar fortuna, se va a Madrid en busca de fortuna para sus poemas, excelentes según muchos. El problema era su carácter, demasiado soberbio, lo cual le llevó a sufrir muchos reveses.
De hecho, durmió bastantes veces en los bancos del Prado y vivió de la madre Casualidad, como a él le gustaba decir.
Teatro
En 1848, estrenó en el teatro Príncipe una obra titulada Don Francisco de Quevedo. Obtuvo bastante éxito gracias a un complejo drama histórico sobre un autor del Siglo de Oro que permaneció como pieza de repertorio durante más de cincuenta años. También estrenó con éxito en 1854 una comedia, Los achaques de la vejez. También escribió La escarcela y el puñal, pero sólo se conservan fragmentos.
Vida literaria
Su vida literaria comienza cuando el periodista Andrés Borrego consigue que le contraten en El Español como corrector de estilo. Allí estuvo hasta 1848, pero le dio tiempo a conocer a grandes periodistas y escritores como José Castro y Serrano, Tassara, Aribau, Moreno López o Cayetano Cortés.
Tras esa etapa, colaboró. Sobre todo, como crítico literario, en el Semanario Pintoresco, La Ilustración Española, El Mundo Nuevo, Las Novedades, La Iberia y El Museo Universal
Después colaboró en las publicaciones Semanario Pintoresco, La Ilustración Española, El Mundo Nuevo, Las Novedades, La Iberia y El Museo Universal. Además, ejerció como redactor de La Patria.
La Vilcalvarada
Otra de las anécdotas que puede que den alguna pista sobre su personalidad es muy interesante. Al parecer, un soneto suyo «preparó» la revolución de 1854 (La Vicalvarada) al, como se dice ahora, hacerse viral y ser leído en todo Madrid.
Esa es la razón por la que entró en el mundo de la diplomacia y la política gracias al escritor gallego Nicomedes Pastor Díaz.
Tertulias
Al mismo tiempo, frecuentó las tertulias del Parnasillo, del Café del Recreo — con Cánovas o Ventura Ruiz Aguilera— y la del café de la Iberia — con Sagasta o López de Ayala—.
Diplomacia y política
Ejerció como diplomático en Berlín como secretario de la legación diplomática española entre 1854 y 1856. Regresó a Madrid y fue diputado cunero en Cortes por Alcázar de San Juan entre 1858 y 1863. En 1873 se casó en Cádiz con Consuelo Sierra.
Otro ejemplo de su personalidad fue que renunció a muchos cargos diplomáticos. Por ejemplo, en 1868 dejó una plaza en Brasil y ese mismo año dimitió como ministro plenipotenciario en Tánger, puesto al que había llegado gracias a su amigo, el escritor Juan Valera, al que apenaba verlo en la miseria. Eso sí, lo aceptó luego y estuvo allí hasta 1874. Ese mismo año, le ofrecieron un cargo similar en México, pero no quiso ejercerlo por problemas de salud.
Al mismo tiempo, frecuentó las tertulias del Parnasillo, del Café del Recreo — con Cánovas o Ventura Ruiz Aguilera— y la del café de la Iberia — con Sagasta o López de Ayala—.
Berlín
Su estancia en Berlín fue un hito en su vida y en la de muchos otros, ya que allí conoció la obra de Goethe y tradujo a Heinrich Heine. Esto influyó en la lírica de nuestro romántico más insigne, Gustavo Adolfo Bécquer. También en la capital alemana visitó la tumba del poeta Enrique Gil y Carrasco. Y allí le compuso su poema Epístola a Pedro.
Fallecimiento de Eulogio Florentino Sanz
Y ya, para terminar con algunas anécdotas de su vida que nos dan más pistas sobre este insigne escritor, Eulogio Florentino Sanz murió en Madrid, el 24 de abril de 1884, en la indigencia porque no quiso o no se molestó en publicar sus obras. Su ciudad natal le considera uno de los poetas más grandes del siglo XIX.
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(Imagen de la estatua de Eulogio Florentino Sanz https://www.cronistasoficiales.com/)