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El Empecinado, héroe y mártir

autor Administrador

Uno de los personajes míticos de Castilla y León es el guerrillero Juan Martín, conocido por el sobrenombre de El Empecinado. Su fama no solo le viene por su heroica participación en la Guerra de la Independencia contra la ocupación de los franceses, sino por su posterior defensa de la Constitución de Cádiz de 1812 frente a los aires absolutistas con que regresó del exilio el rey Fernando VII, y su ardiente espíritu liberal, lo que le convirtió en uno de los protagonistas del Trienio Liberal.

El Empecinado nació el 2 de septiembre de 1775 en la pequeña localidad vallisoletana de Castrillo de Duero, cercana a Peñafiel. El apodo de Empecinado se debe al arroyo Botijas que atraviesa su pueblo natal, que va dejando pecina (un lodo negruzco) en su recorrido.

Cuando empezó la Guerra de la Independencia en 1808, vivía en Fuentecén, la localidad originaria de su esposa Catalina de la Fuente. Pronto formó y lideró un gran grupo de guerrilleros, con quienes protagonizó numerosos episodios arriesgados y temerarios, hostigando a los franceses que habían invadido España. Combatió en las Batalla de Cabezón y la de Moclín (Medina de Rioseco), que resultaron ser unas estrepitosas derrotas para el ejército español, por lo que El Empecinado pensó que la única alternativa válida era la acción guerrillera, interceptando los convoyes enemigos que transportaban víveres, armamento o dinero.

El Empecinado, al mando de un numeroso grupo de guerrilleros, protagonizó numerosos episodios temerarios, hostigando a los invasores franceses.

Como premio a sus victorias, en 1809 fue nombrado capitán de Caballería, cuando tenía 6.000 hombres a sus órdenes, y al finalizar la Guerra, en 1814, fue ascendido a mariscal de campo. Sin embargo, cuando regresó Fernando VII con su política absolutista, El Empecinado cayó en desgracia, fue desterrado a Valladolid y perseguido con saña por el rey.

Triste final

Durante el Trienio Liberal (1820-1823), el Empecinado ocupó el cargo de Gobernador Militar de Zamora, pero la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis dio al traste con el Liberalismo, y Juan Martín se exilió a Portugal, y a su regreso fue finalmente condenado en 1825 a morir ahorcado en la horca en Roa de Duero, pese a sus peticiones de ser fusilado, como correspondería a un general del ejército español.

Juan Martin, el Empecinado

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