El Monasterio de Santa María de la Vid tiene sus orígenes en el siglo XII, cuando la comunidad premonstratense recibió apoyo Real para levantar el nuevo cenobio. Hacia 1140, los nobles castellanos Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, formados en San Martín de Laón (Francia), impulsaron en Castilla las primeras abadías de la orden: Santa María de Retuerta y Santa María de Monte Sacro, esta última situada a dos kilómetros del emplazamiento actual.
En 1152, Alfonso VII confirmó a la iglesia de Monte Sacro la propiedad. Las obras de la nueva casa monástica se prolongaron seis o siete años; hacia 1160 la comunidad se instaló ya en el monasterio vitense.
De románico a gótico: la etapa medieval
El primer monasterio, de traza románica, contó con el favor de Alfonso VII, Alfonso VIII y sus sucesores. En 1288, Sancho IV facilitó recursos para renovar y ampliar dependencias. Durante los siglos medievales, el conjunto alternó elementos románicos y góticos, mientras los abades reforzaban su autoridad espiritual y temporal.
Renacimiento y reforma interna (siglos XVI – XVIII)
En el siglo XVI se abrió una etapa decisiva. Íñigo López de Mendoza (familia condal de Miranda) fue nombrado abad comendatario en 1516 y promovió grandes cambios: nuevo claustro (sustituyendo al medieval) y construcción de la iglesia actual. Además, impulsó reformas de vida comunitaria (los abades pasaron a ser trienales).
En los siglos XVII y XVIII el monasterio alcanzó su escala actual: claustros, tres cuerpos finales de la iglesia, coro, refectorio y, en 1798, la biblioteca.
Desamortización y nueva etapa
La Desamortización de 1835 supuso la marcha de los premonstratenses y décadas de abandono y expolio. Más tarde, la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín adquirió la abadía, que pasó a ser casa de estudios y formación. Desde aquí partieron numerosos misioneros a Filipinas.
Qué ver en el Monasterio
En el Monasterio de Santa María de la Vid puedes encontrar lo siguiente:
Iglesia (1522 – s. XVIII)
Costeada por el cardenal Mendoza y el conde de Miranda, conserva la imagen gótica de Santa María de la Vid (finales del s. XIII) en un retablo renacentista con pinturas napolitanas (1590 – 1592). Destacan las rejas históricas y, ya del s. XVIII, los tres cuerpos superiores, el coro alto y la espadaña.
Coro: sillería de nogal (1665), dos pisos y 58 sitiales con motivos florales, zoológicos y heráldicos. Relieve de la imposición del escapulario a San Norberto y talla transformada de San Agustín (1865).
Sacristía (1625)
Gran sala rectangular de tres tramos con bóvedas de cañón con lunetos, pilastras angulares y decoración en yeserías. Espacio sobrio y monumental.
Refectorio (s. XVIII)
Sala rectangular de cinco tramos con bóvedas de arista, púlpito de piedra para lecturas y un gran lienzo de la Santa Cena (escuela romana, s. XVIII).
Claustro (desde 1517)
Planta cuadrangular, dos pisos. En el bajo se conservan las bóvedas estrelladas del s. XVI; el piso superior rehizo en el s. XVIII con 28 ventanales de arcos de medio punto y orden jónico. En el claustro bajo pervive la fachada de la Sala Capitular del s. XII, emparentada con Burgo de Osma o San Pedro de Soria.
Biblioteca (1798)
Última gran obra premonstratense. La sala principal reúne unos 25.000 volúmenes; el conjunto monástico supera los 150.000.
- Manuscritos (s. XIV – XVIII): incluido en un Corán en pergamino del año 528 de la Hériga (1134).
- Incunables: varios anteriores a 1490, con seis ejemplares únicos en España.
Espadaña (s. XVIII)
Obra clave del barroco castellano. Estructura en dos registros a modo de retablo y espadaña piramidal de tres cuerpos, con óculo para iluminar el coro y escudos de la casa ducal de Peñaranda.
Museos
- Museo (1992): arte sacro (talleres de Velázquez y Murillo, escuela castellana del XVII, tablas del XVI, bordados litúrgicos y orfebrería de los siglos XVI – XIX).
- Museo Numismático (1998): colección de 10.793 monedas catalogadas y 3.000 en proceso, desde cecas ibéricas y romanas hasta bizantinas, visigodas, monarquías medievales hispanas y emisiones orientales.
Si te gusta conocer la historia a través de sus lugares, el Monasterio de la Vid es una visita perfecta: arquitectura, arte y memoria de los siglos en un mismo lugar.
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