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Santos Justo y Pastor, Olleros de Pisuerga

autor Administrador

Si has viajado de la meseta a Cantabria por la autovía, pasado Aguilar de Campoo, desde la comodidad de tu coche puedes ver una pared natural de arenisca, en la que destaca un atrio y varias oquedades en forma de ventana. Aunque te extrañe estas viendo una iglesia rupestre del siglo X, una de las muestras más importantes que existen en nuestro país: la Iglesia rupestre de los Santos Justo y Pastor en Olleros de Pisuerga.

Este paisaje que hoy está atravesado por la autovía, la antigua nacional, carreteras comarcales, caminos y, por supuesto, la red nacional de ferrocarril, hace no demasiado tiempo fue refugio de todo aquel que buscaba soledad rompiendo para ello con todos los vínculos sociales.

Como podéis imaginar, la excavación en roca no permite mostrar el virtuosismo constructivo que observamos en nuestras iglesias y catedrales, en general de construcción más tardía que esta ermita. Al aprovechar las características de una elevación del terreno o de una roca, las iglesias rupestres son en sí mismas modestas. Cómo no voy a describir técnicamente esta obra de arte con el acierto adecuado, prefiero utilizar la entrada de Wikipedia “El interior de la iglesia, imitando la estructura y volúmenes típicos de una iglesia románica exenta, presenta dos naves, acabadas en ábsides semicirculares coronados con bóvedas de horno y con la cubierta tallada en forma de bóvedas de cañón apuntado simulando ser sujetadas por arcos fajones, también tallados en la roca natural. Cuatro soportes dividen las naves, se trata de un pilar a los pies labrado directamente en la roca y tres columnas, dos de ellas toscanas e insertadas en épocas posteriores y la tercera situada junto a la cabecera retallada en la propia piedra a partir de un pilar cruciforme que debió existir en época románica. A los pies de la iglesia, se sitúa un sencillo coro de madera.”

Este paisaje que hoy está atravesado por la autovía, la antigua nacional, carreteras comarcales, caminos y, por supuesto, la red nacional de ferrocarril, hace no demasiado tiempo fue refugio de todo aquel que buscaba soledad rompiendo para ello con todos los vínculos sociales.

Lo que si te puedo asegurar es que una vez dentro aprecias algo diferente, seguro que en tu cabeza tienes la típica imagen de la gota de ámbar con un mosquito dentro. Así te sientes, físicamente envuelto en roca. A la vez, tu cabeza te traslada mucho tiempo atrás, a un mundo lleno de privaciones donde lo fundamental era el silencio, la penitencia, la oración, el trabajo y sobre todo arreglar cuentas contigo mismo y con dios.

Cuesta salir de la autovía, pero una vez que lo haces cuesta volver a ella, sobre todo si tienes ante ti un paisaje tan imponente como el del Cañón de la Horadada y el Paisaje Protegido de Las Tuerces. Pon el GPS o consulta Wikiloc para llegar a los sitios que te indicado y disponte a no perder el tiempo dándote un paseo geológico por las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y la Cuenca del Duero.

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