El Monasterio de Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos, es uno de los conjuntos monásticos más célebres de España y un referente internacional del arte románico. Su historia, marcada por la espiritualidad benedictina, la restauración cultural y la belleza de su claustro, lo convierten en una visita imprescindible en Castilla y León.
Orígenes e historia del monasterio
En el lugar ya existía un cenobio visigodo dedicado a San Sebastián, que más tarde cayó en decadencia tras las incursiones de Almanzor. La revitalización llegó en el siglo XI, cuando el monje riojano Domingo Manso fue enviado por el rey Fernando I de Castilla para restaurar la vida monástica. Su labor reformadora y su fama de santidad dieron nuevo impulso al lugar. Tras su muerte en 1073, fue canonizado como Santo Domingo de Silos, convirtiéndose su tumba en lugar de peregrinación.
A lo largo de los siglos, el monasterio vivió etapas de esplendor y crisis. En el siglo XVIII se levantó la actual iglesia neoclásica sobre los restos del templo románico y mozárabe. Durante la Desamortización de 1835 la comunidad fue dispersada, pero en 1880 llegaron monjes benedictinos procedentes de Francia, quienes devolvieron la vida espiritual y cultural al cenobio. Desde entonces, Silos ha mantenido una intensa actividad religiosa, cultural y patrimonial.
El claustro románico de Silos
El gran tesoro del monasterio es su claustro románico, considerado una obra maestra única en Europa. Construido entre los siglos XI y XII, consta de dos niveles superpuestos.
En el claustro inferior destacan los capiteles esculpidos con escenas vegetales, animales fantásticos y pasajes bíblicos, así como los ocho relieves en los machones angulares: la Ascensión, Pentecostés, la Sepultura y Resurrección de Cristo, el Descendimiento, los Discípulos de Emaús, la Duda de Santo Tomás, la Anunciación y el Árbol de Jesé. Cada detalle transmite un simbolismo profundo y constituye una lección de teología esculpida en piedra.
El claustro superior, del siglo XII, completó este espacio que sigue siendo el corazón de la vida monástica: lugar de oración, paseo y contemplación. En su jardín destaca el famoso ciprés de Silos, plantado en 1882 y convertido en símbolo del monasterio.
Otros espacios del monasterio
- La iglesia neoclásica (1751 – 1792), obra de Ventura Rodríguez, sustituye al antiguo templo románico.
- La capilla barroca acoge las reliquias de Santo Domingo.
- La botica (1705) conserva un extraordinario conjunto de tarros de loza, libros de botánica y utensilios farmacéuticos.
- El museo reúne esculturas románicas y mozárabes, piezas de orfebrería, relicarios y el célebre cáliz de Santo Domingo de Silos (siglo XI).
Silos hoy: espiritualidad y cultura
El monasterio mantiene viva la tradición benedictina con una intensa vida litúrgica. Es el único en España donde los monjes entonan todos sus oficios en canto gregoriano, un elemento que atrae a visitantes de todo el mundo.
Además, los monjes de Silos han desarrollado un fuerte compromiso con la cultura y la sostenibilidad. Conservan una de las bibliotecas más valiosas de Castilla y León, con más de 100.000 volúmenes, y han incorporado energías renovables (solar, biomasa, fotovoltaica) para garantizar el cuidado del entorno.
Un lugar para descubrir
Visitar el Monasterio de Santo Domingo de Silos es adentrarse en la historia de la espiritualidad, el arte y la cultura castellana. El viajero puede recorrer su claustro, detenerse ante sus capiteles románicos, admirar el ciprés y escuchar el canto gregoriano que aún resuena entre sus muros.
Un lugar donde piedra, música y silencio se funden para transmitir siglos de tradición y belleza.
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