Cuando pensamos en el Acueducto de Segovia, casi todos nos imaginamos el tramo monumental que se alza en la plaza del Azoguejo, con sus arcos de piedra perfectamente alineados. Sin embargo, esa imagen tan icónica es solo una pequeña parte de una obra de ingeniería mucho más grande y compleja.
El Acueducto de Segovia no mide únicamente los cerca de 800 metros que atraviesan el corazón de la ciudad. En realidad, su longitud total supera los 16 kilómetros, un recorrido que llevaba el agua desde los manantiales de la sierra de Guadarrama hasta el interior de la ciudad romana de Segovia.
Mucho más de lo que vemos en las fotos
Gran parte del acueducto discurre de forma subterránea, lejos de las miradas y de las cámaras. El agua se captaba en un azud situado en el paraje de la Acebeda y, a través de canales, decantadores y conducciones cuidadosamente diseñadas, llegaba hasta el núcleo urbano con una pendiente mínima y constante.
El tramo más conocido, el monumental, se extiende aproximadamente 776 metros entre el desarenador de San Gabriel y la plaza Avendaño, donde se levantan los famosos arcos de granito que han convertido al acueducto en uno de los símbolos más reconocibles de España.
Arcos, alturas y cifras que impresionan
En su zona más espectacular, el acueducto cuenta con 44 arcadas dobles, lo que suma 88 arcos, aunque en total el conjunto visible alcanza los 119 arcos. La altura máxima llega a los 28,10 metros, una cifra que asombra si tenemos en cuenta que fue construido hace casi 2.000 años. La estructura está formada por más de 20.000 bloques de granito, algunos de ellos de más de una tonelada de peso.
Un gigante silencioso de piedra
Así que la próxima vez que pases bajos sus arcos, recuerda que el Acueducto de Segovia no es solo una posta perfecta, sino una infraestructura monumental que conecta montañas, ríos y siglos de historia.
Un gigante silencioso que sigue en pie, demostrando que algunas obras están pensadas para desafiar al tiempo.
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