pocas veces un acontecimiento ha marcado tanto la historia de una pequeña población como lo han hecho las llamadas Vísperas Nupciales en Aldeatejada. No en vano, su escudo es un ejemplo de ello: «Escudo de plata, la tienda de campaña de azur, cuadrada, con cubiertas inclinadas y puerta, está acompañada de dos coronas reales de oro. Al timbre, la corona real cerrada».
¿Quién iba a pensar que una princesa y un príncipe y futuro Rey de España serían protagonistas de un acontecimiento que siglos después se representarían cada año en localidad a tres kilómetros de Salamanca? Pues gracias al tesón y al amor por su pueblo de todos los vecinos, todos los años se recuerda un hecho que pocos conocerían en la provincia salmantina si no fuera por una celebración que ha alcanzado un grado de perfección increíble si tenemos en cuenta que Aldeatejada tiene 2.307 habitantes censados. Por ese tesón y por la curiosidad de un príncipe. Pero vayamos por partes, que tampoco es cuestión de agobiaros con muchos datos.
Las Vísperas Nupciales
Tampoco imaginó Carlos V que cuando pensó en 1539 en casar a su hijo Felipe con las princesas de Navarra o de Francia, al final lo haría con una princesa portuguesa. Pero es lo que tiene entrar en guerra con el francés. Por eso, llegó a un acuerdo con el Rey Juan III de Portugal, que tenía a su hija María Manuela en edad casadera y con los mismos años que el futuro Felipe II. Además, con la dote que consiguió pagó la guerra y algunas deudas que acuciaban a la corona y se aliaba con alguien que podría prestarle ayuda en cualquier momento. Miel sobre hojuelas. Había que celebrarlo, y había que hacerlo en Salamanca.
Por eso, tras celebrar un boda por poderes el 12 de mayo de 1543 en Almeirin, dos comitivas con los novios salen de Portugal y de Valladolid camino de Salamanca. En cada población por la que pasaban cada una de las comitivas se celebraban grandes festejos esperando a que los novios consumaran en Salamanca la alianza y el matrimonio. Eso sí, Felipe se adelantó debido a su deseo de conocer a su futura mujer y, cuando María Manuela llegó a Aldeatejada para entrar al día siguiente en Salamanca, Felipe fue a conocerla de incógnito. Era el 10 de noviembre de 1543. Lo que ocurrió no lo sabemos, pero sí que hubo gran fiesta y que eso es lo que los vecinos de Aldeatejada recrean cada año el domingo del primer fin de semana de octubre.
Mercado, bailes y desfile
Es encomiable el esfuerzo que hace todo el pueblo para recrear algo tan fastuoso como Las Vísperas Nupciales. Cientos de lugareños se caracterizan con ropas de la época confeccionadas por ellos mismos y desfilan por todo el pueblo con los príncipes Felipe y María Luisa presidiendo el recorrido, escoltados por cortesanas, caballeros, soldados y clero. Todos son personas del pueblo y los dos protagonistas cambian cada año y son escogidos entre los jóvenes aldeatejadenses.
Cientos de lugareños se caracterizan con ropas de la época confeccionadas por ellos mismos y desfilan por todo el pueblo con los príncipes Felipe y María Luisa presidiendo el recorrido, escoltados por cortesanas, caballeros, soldados y clero..
Además, durante todo el año no sólo se hacen los trajes. También se ensayan bailes típicos de la época, entre ellos las pavanas y las gallardas, que se ejecutan en la plaza frente al obispo y demás autoridades y todos los visitantes que acuden y llenan las principales calles de la localidad. Es en una de ellas donde se sitúa un mercado con puestos decorados como en el siglo XVI en los que se pueden degustar y comprar productos y artículos típicos.
Teatro y comida
Miles de personas acuden ese día a ver la celebración y a disfrutar de representaciones teatrales que recuerdan con humor ese encuentro entre un español y una portuguesa, cantares de ciego que relatan el magnífico matrimonio y muchos de ellos se reúnen a comer en el pabellón polideportivo al estilo de la época, con las manos y comida sobre un pan. Brindis y gritos de «¡Vivan los novios!» mientras se degusta panceta, pollo o chorizo antes de volver al mercado y terminar de celebrar un día que hizo grande a Aldeatejada.
Eso sí, la historia terminó como terminó: el 13 de noviembre se celebró la boda en Salamanca, donde hubo más celebraciones con toros, cañas y banquetes; María Manuela murió dieciocho meses tras dar a luz a su primer y único hijo, Carlos, que murió a los veintidós años tras sufrir una enfermedad mental y conspirar contra su padre. Pero para Aldeatejada ese día fue todo un acontecimiento y cada año nos lo recuerdan.
Te recomendamos
Por eso, te recomendamos:
- Disfrutar junto a tus hijos de los juegos tradicionales que se pueden practicar en el mercado.
- Ver los bailes que preparan los vecinos, especialmente las pavanas y las gallardas en la plaza junto a la iglesia. ¿Quién sabe? A lo mejor encuentras una afición para practicar este año.
- Hablar con los vecinos sobre la confección de los trajes de damas y caballeros. Están muy bien hechos.
- Participar en la comida de la época. Eso sí, obtén los tickets de entrada con antelación. Siempre se llena y ese día es difícil acceder a la comida.
- Hablar con Vicente, el historiador y cronista de Aldeatejada sobre Las Vísperas y toda la historia de la localidad. Es un erudito que te dejará con la boca abierta. Por cierto, él es el ciego que representa el cantar que cuenta la historia.
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La imagen destacada pertenece a el correo de burgos