Cuando circulas por las carreteras nacionales o comarcales, necesitas pocos motivos para hacer una parada, ya lo puso de manifiesto Sabina en Una canción para Magdalena, en la que decía algo así como: si vas por la carretera… y te hacen un guiño esas bombillas azules, rojas y amarillas, pórtate bien y frena. Pero no solo son esas señales luminosas las que te hacen parar, puede ser un paisaje, un conjunto histórico, una bella línea del cielo, los anglos dicen skyline, o las ganas de tomar un café.
Grajal de Campos
En este sentido, una visita a Grajal de Campos merece la pena, aunque solo sea para ver la impresionante figura del castillo al atardecer como os mostramos en la foto. Es una enorme mole militar de la que dicen fue el primer castillo artillero de España, el motivo de su construcción no fue otro que la defensa ante la inminente revuelta comunera castellana. Su origen artillero es, por tanto, del siglo XVI, si bien se levanta sobre otra fortaleza cuyo origen data del siglo X, en esta ocasión seguro que su objetivo fue asegurar el territorio conquistado a los ejércitos moros en lo que entonces era el Reino de León. Una buena parte de la historia de nuestro país es un ir y venir, una pelea continua frente a los invasores de cada época. Para asegurar los territorios se levantaron cientos de castillos en los que se guarecían las pequeñas poblaciones de los alrededores, como defensa ante las incursiones militares de los ejércitos sarracenos: aceifas.
El Castillo
A día de hoy, la verdad es que su figura, la del castillo, al menos la exterior, se levanta sobre el horizonte un pelín desdentada, no está mal, pero podía estar mejor conservada, aguantando no solo el paso de los años sino el de los siglos. La piedra de color amarillo ocre, muy habitual por aquella zona, da un tono naranja cálido con la luz del atardecer. Los sillares inferiores son de tono gris, tal vez estos sean de granito. La edificación tiene cuatro lados prácticamente idénticos, por lo que dice la Wiki en el pasado tuvo un foso. Actualmente no queda rastro alguno del mismo.
La piedra de color amarillo ocre, muy habitual por aquella zona, da un tono naranja cálido con la luz del atardecer.
Además del castillo puede verse una iglesia, un palacio y un convento. La iglesia, un inmenso volumen de ladrillo, está dedicada a San Miguel. Como es habitual estaba cerrada así que nada os puedo decir del interior. Sí de su torre, muy particular, ya que no es cuadrada ni rectangular sino una mezcla de ambas lo que dibuja una geometría de cinco esquinas en lugar de las cuatro habituales que suelen tener las torres. Este tipo de pequeñas cosas son las que dan sentido a Patrimonio Activo.
El Palacio
El palacio, hoy, es albergue para caminantes, ya que por esta población pasa alguno de los ramales del Camino de Santiago. Tiene un claustro renacentista de bella factura. Aunque un pelín descuidado columnas y balaustrada forman un hermoso conjunto de dos plantas. El día de mi visita tuvo lugar una cena, me llamó la atención la furgoneta de la que sacaban mesas, sillas y otros enseres, entiendo que para la ocasión, ya que llevaba una rotulación que decía Del palomar al plato. Finalmente, me enteré que esta es una iniciativa que pretende incorporar de nuevo los pichones a nuestros hábitos culinarios, con el fin de que no desaparezcan los palomares. Buena y práctica idea que ha puesto en marcha la Fundación Re-habitar Tierra de Campos.
El Palacio de los Condes de Grajal forma un conjunto con la iglesia y entre ambas edificaciones, en su parte inferior, crean una espaciosa y bonita plaza en la que está ubicado el ayuntamiento. Del convento nada puedo deciros, ya que ni siquiera lo vi. Sin embargo, en una bocacalle que sale de la plaza, en una esquina se adivinaba un letreo de Mahou o similar, así que allí me fui, ya os dije al principio que son muchas las señales que tuercen mí voluntad. Si no os fiais del todo de la vuestra, visitad Patrimonio Activo, es una forma segura de dar con un buen lugar en el que parar.