Desde Patrimonio Activo CyL te llevamos de paseo por una Salamanca mágica y misteriosa. Entre los muros centenarios de sus calles, conventos y plazas, se ocultan leyendas que han sobrevivido al paso del tiempo, transmitidas de generación en generación. Algunas nacieron del miedo; otras, del amor o de la sed de venganza. Pero todas comparten algo en común: están profundamente ligadas al alma de la ciudad.
Prepárate para conocer la Salamanca más oculta a través de cinco de sus relatos más famosos. Ponte cómodo… que empieza el misterio.
La Casa de las Muertes: entre la historia y el horror

A pocos pasos de la plaza de San Benito, en la calle Bordadores, se alza una casa con una fachada peculiar. En su ornamentación aparecen varias calaveras talladas en piedra, lo que le ha valido desde hace siglos el inquietante nombre de la Casa de las Muertes.
La leyenda, basada en hechos reales, nos traslada a mayo de 1835. En esa fecha, una joven señora que había despedido meses antes a sus criados fue hallada asesinada en el interior de la vivienda. No estaba sola: toda su familia también fue encontrada sin vida. Lo más estremecedor es que los cuerpos aparecieron en el pozo del patio, ocultos como si alguien hubiera querido borrar todo rastro.
Las habladurías apuntaron inmediatamente a la antigua criada como autora del crimen. ¿Una venganza? ¿Un ajuste de cuentas? Nunca se llegó a esclarecer del todo. La casa, envuelta en ese halo siniestro, permaneció deshabitada durante años, acrecentando su fama de “maldita”.
Hoy, frente a su fachada, se alza la estatua de Miguel de Unamuno, cuya mirada parece clavarse en los muros de esta vivienda con historia trágica. Un rincón sombrío en pleno corazón de Salamanca que sigue sobrecogiendo a quienes se detienen ante él.
Doña María la Brava: una madre, dos hijos y la ley de la sangre

Si hay una figura que resuma coraje, decisión y leyenda en Salamanca, esa es sin duda doña María Rodríguez de Monroy, conocida desde el siglo XV como María la Brava. Viuda, noble y madre de dos hijos, protagonizó uno de los episodios más impactantes de la historia salmantina.
La ciudad, por aquel entonces, estaba dividida en dos grandes bandos familiares: el de San Benito y el de Santo Tomé. Estas facciones vivían en una tensión constante que desembocaba a menudo en duelos, emboscadas y venganzas. Fue en una de esas disputas —dicen que durante un juego de pelota— cuando los hijos de María, Luis y Pedro, fueron asesinados por los hermanos Manzano.
Los culpables huyeron a Portugal, temerosos de represalias. María, que se hallaba fuera de la ciudad, regresó para dar sepultura a sus hijos… y urdir su plan. Fingiendo un retiro en Segovia, cruzó la frontera y se adentró en Viseu, donde logró encontrar a los asesinos. Según cuenta la leyenda, los decapitó con sus propias manos y trajo sus cabezas a Salamanca. Algunos aseguran que las depositó en las tumbas de sus hijos, otros, que las colgó en la fachada de su casa como advertencia.
Esa casa sigue en pie, presidiendo la actual Plaza de los Bandos. Fue construida hacia 1485 y representa un magnífico ejemplo de arquitectura nobiliaria del siglo XV. En sus piedras resuena todavía la historia de una mujer valiente que no necesitó espada ni ejército para hacer justicia.
La Cueva de Salamanca: donde enseñaba el Diablo

Pocas leyendas han traspasado tantas fronteras como la de la Cueva de Salamanca. Situada en la Cuesta de Carvajal, justo detrás de las catedrales, este enigmático rincón ha alimentado durante siglos la imaginación popular. Cuenta la tradición que allí, bajo tierra, el mismísimo Diablo impartía clases de magia negra y nigromancia.
Las lecciones se ofrecían a grupos de siete alumnos durante siete años. Al final del aprendizaje, uno de ellos —elegido al azar— debía quedar atrapado como pago por los conocimientos recibidos. Uno de los alumnos más famosos fue el marqués de Villena, quien logró escapar, aunque perdió algo esencial en su huida: su sombra. Desde entonces, fue considerado un seguidor de Satanás.
La cueva no es otra cosa que la cripta de la antigua sacristía de la iglesia de San Cebrián. Isabel la Católica ordenó tapiarla por motivos de seguridad, y durante siglos se utilizó como trastero y almacén. A finales del siglo XX, se excavó la zona y se acondicionó para visitas. Hoy forma parte de un interesante espacio arqueológico que incluye restos de la iglesia y una torre atribuida simbólicamente al marqués.
Lo sorprendente es que la leyenda no se quedó en Salamanca. En varios países de Hispanoamérica, «salamanca» es sinónimo de cueva de brujas. Incluso Cervantes la incluyó en sus textos, consciente del poder literario y simbólico del lugar.
El Huerto de Calixto y Melibea: el jardín donde florece el amor
Hay rincones que parecen sacados de un libro. El Huerto de Calixto y Melibea es uno de ellos. Situado entre murallas medievales y con vistas a la catedral, este pequeño jardín es un remanso de paz… y de leyenda.

Se dice que en este espacio tuvo lugar la historia de Calisto y Melibea, los protagonistas de La Celestina, obra maestra de la literatura española. Aunque el relato de Fernando de Rojas es ficticio, muchos creen que el escenario que lo inspiró es este mismo huerto, lleno de fragancia, silencio y misterio.
El jardín conserva su aire romántico y melancólico. De hecho, hoy en día es uno de los lugares más visitados por parejas, que sellan su amor dejando candados cerrados en las verjas, como símbolo de unión eterna. Un testigo vegetal del amor eterno… y de las pasiones trágicas.
La Campana de la Catedral Nueva: la voz que solo habla en momentos señalados
En lo alto de la Catedral Nueva, entre las torres y la piedra dorada por siglos de sol, descansa la campana más célebre de Salamanca: la campana María de la O. No es la más grande, pero sí la más enigmática. Dicen que su tañido sólo debe sonar en momentos excepcionales, porque anuncia grandes acontecimientos… o desdichas.

Durante siglos, fue tocada por los campaneros que vivían dentro de la propia torre, en una curiosa vivienda conocida como la Casa de los Campaneros.
Su sonido grave y profundo, cuando resuena, estremece a toda la ciudad. Hay quienes aseguran que en las noches de tormenta, si uno se detiene a escuchar, puede oírla sonar sin que nadie la toque.
Un símbolo silencioso que sólo habla cuando lo necesita. ¿Quién decide cuándo ha llegado el momento? Nadie lo sabe.
Salamanca, un mapa de leyendas
Salamanca no solo es cuna de sabiduría y arte, sino también de relatos que laten entre sus piedras. Estas leyendas forman parte del patrimonio inmaterial de la ciudad, el que no se ve, pero se respira al recorrer sus calles al caer la tarde. Desde Patrimonio Activo CyL te invitamos a descubrirlas en cada paseo, a leerlas en las fachadas y a contarlas para que no mueran nunca.
¿Conoces otras historias escondidas entre los muros de Salamanca? ¡Cuéntanoslas! Porque cada leyenda nueva es un hilo más en el gran tapiz de nuestra historia compartida.
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