Estamos en 1933. Luis Buñuel, director de películas como Un perro andaluz, Viridiana o Tristana, está rodando su documental Tierra sin pan, que retratará la dura vida de los habitantes de la comarca de Las Hurdes.
De camino se topa con un monasterio en pleno valle de Las Batuecas, en Salamanca: el monasterio carmelita de San José, también conocido como del Desierto de San José o del Desierto de Las Batuecas. Rodeado de fuentes, de naturaleza, de huertos y de silencio natural, es un lugar en el que perderse, pensar, meditar, crear…
150.000 pesetas
Quizás por eso, Buñuel se enamora del lugar y quiere comprarlo por 150.000 pesetas de la época, pero no llegó a un acuerdo con el obispado, a lo que se sumó la Guerra Civil española y su exilio a Francia. Fin del intento de compra. Fin del sueño del cineasta.
El monasterio
Levantado en el valle de las Batuecas en 1599 por el padre Tomás de Jesús, Superior Provincial de los Carmelitas Descalzos de Castilla, su objetivo era el de crear un sitio dedicado a la vida retirada.
Construcción
Su construcción es muy austera, casi eremítica. Consta de varias estancias, una iglesia de 1602 ampliada 84 años después y varias ermitas. Una calle de pizarra que rodea el convento y unos jardines completan el exterior de un lugar por el que dan ganas de pasear una y otra vez en silencio.
Un remanso de paz que los carmelitas de otras casas visitaban de vez en cuando para meditar y relajarse…
En el interior, celdas de oratorio refectorio, cocina, talleres, panadería o un lavadero. Un remanso de paz que los carmelitas de otras casas visitaban de vez en cuando para meditar y relajarse.

Vendido, destruido y vuelto a habitar
En 1836, el monasterio es vendido y los monjes son expulsados. Además, un incendio lo deja casi en ruinas. Es en 1937 cuando lo restauran y los carmelitas vuelven a ocuparlo en 1950 para retomar la vida del desierto que siempre tuvo.
Hospedería
Actualmente, es un centro de acogida u hospedería regentado por varios frailes. Todo el que lo desee puede alojarse allí y compartir la vida contemplativa que tienen sus inquilinos permanentes —vamos, que no se va allí a pasar unas simples vacaciones, sino a meditar y contemplar y hablar con Dios—.
De hecho, si deseas alojarte tienes que pasar un mínimo de dos noches y un máximo de diez. Y cumplir unas normas.
Si no quieres o necesitas eso, quizás puedas hacer una ruta de senderismo sencilla, pero muy conocida en la provincia: la que te lleva de La Alberca a la cascada del Chorro en una senda paralela al río Batuecas.
Una gozada que enamoró a Luis Buñuel y que también te enamorará a ti. Disfrútalo. Haznos caso.
¿Conocías este convento? Déjanos tus impresiones en la sección de comentarios de este artículo.
Recorre nuestra web
Si quieres conocer más historias sobre historia y arte de Castilla y León, como esta del monasterio salmantino que quiso comprar Luis Buñuel, visita la sección específica de nuestra web, la de Patrimonio Activo CyL.
(Imagen general del monasterio: https://www.turismocastillayleon.com/)
(Fotografía de la hospedería: https://monasteriodelasbatuecas.wordpress.com/)