Una de las construcciones menos conocidas que han dado forma a la cultura e identidad europeas a lo largo de los tiempos es el jardín. Este tipo de creación humana tiene una relación muy importante con dominios reales, unidades urbanas, monasterios, villas, residencias burguesas o grandes centros decisionales. Además, siempre han sido inspiradores de artistas y generadores de empleo para jardineros, paisajistas e ingenieros.
Ruta europea
En Europa se ha constituido una ruta que «conecta jardines que se ajustan a la definición de «Jardín Histórico» establecida en la Carta de Florencia de 1981, adoptada por el ICOMOS en 1982».
¿Qué es un jardín histórico?
Y, sí, en Castilla y León hay un jardín histórico que está en esta ruta. ¿Cuál es? Para empezar, definamos qué es un jardín histórico. Hay dos definiciones. La de la Carta de Florencia de 1981 que los define como «una composición arquitectónica y vegetal que, desde el punto de vista de la historia o del arte, tiene un interés público. Como tal, está considerado como un monumento».
Estimado de interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos…
Y la de la Ley de Patrimonio Histórico Español (1985), que lo define como «el espacio delimitado, producto de la ordenación por el ser humano de elementos naturales, a veces completado con estructuras de fábrica, y estimado de interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos».
Uno en Castilla y León
La ruta europea consta de 47 jardines y en España hay 16. ¿Y en Castilla y León? Hay uno y está en la provincia de Salamanca. Concretamente en Béjar. Es el Bosque de Béjar, uno de los jardines renacentistas mejor conservados de finca suburbana de toda la Península Ibérica.
El Bosque de Béjar
Catalogado como «Jardín Artístico» en 1946 y como «Bien de Interés Cultural con categoría de Jardín Histórico» en 1982, tiene su origen en el coto de caza de los duques de Béjar. Es precisamente el IV Duque, D. Francisco de Zúñiga y Sotomayor, quien hace las obras que hacen que ese lugar comience a ser lo que es hoy.
Se dividió el espacio en terrazas, al estilo renacentista para conectar visualmente El Bosque con el palacio. Es decir, el concepto es el de un jardín abierto, propio del siglo XVI. De esa época son el área residencial, la presa, el estanque, algunas fuentes y determinados elementos ornamentales. En épocas posteriores se introdujeron otros componentes, como la fuente barroca de la Sábana.
En el siglo XIX, 1869, lo adquiere Cipriano Rodríguez-Arias, industrial que reordena el jardín según los cánones románticos de la época e introduce especies arbóreas exóticas como coníferas. Además, añade fuentes y un templete neomorisco en el estanque y construye las caballerizas y la capilla.
130 años después, en 1999, lo adquieren la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Béjar, quienes han realizado un plan de restauración y mantenimiento que merece la pena ver.
Es, por tanto, El Bosque de Béjar una parada inexcusable para los amantes del paisajismo y para todos nosotros, amantes de la belleza y la naturaleza.
¿Conoces otros jardines que merecen la pena en Castilla y León? Cuéntanos cuáles son en los comentarios. Te esperamos.
Si quieres conocer más historias de naturaleza, como esta de El Bosque de Béjar, visita la sección específica de nuestra web, la de Patrimonio Activo CyL.
(Imágenes de El Bosque de Béjar: https://www.jcyl.es/jcyl/patrimoniocultural/jarcultur)