Si en una conversación salen los nombres de Bravo, Padilla y Maldonado todo el mundo los identificará como los líderes de la rebelión de los comuneros que aconteció entre 1520 y 1522. Pero si decimos Bernardino de Valbuena, nadie sabrá quién fue. Pero vayamos por pasos. Lo primero es lo primero. Expliquemos el contexto en el que vivió Bernardino, la revuelta de las Comunidades.
Con ella, los historiadores no se ponen de acuerdo, puesto que unos la califican de revuelta antiseñorial, otros de revolución burguesa y otros de movimiento antifiscal, con la figura de los líderes del movimiento pasa igual.
¿Qué es la Revuelta de las Comunidades?
Hay que recordar que todo esto sucede por una crisis de identidad cuando sube al trono Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, junto a Felipe de Habsburgo en 1504, pero a la muerte de Felipe en 1506, y estando Juan recluida en Tordesillas por locura, el trono llega hasta Carlos de Habsburgo, hijo de la pareja que nunca había estado en España y se había criado al modo flamenco (no sabía hablar ni castellano).
Carlos I
Es por eso que, cuando llega en 1516 para hacerse cargo de sus posesiones (se autoproclamó rey), comienza a introducir a su gente de confianza (clérigos y nobles flamencos) en los cargos públicos como, por ejemplo, a Guillermo de Croy como Arzobispo de Toledo o Monsieur de Chièvres como consejero. De hecho, en 1518, hace más de 507 años, juró como rey de Castilla y León en las Cortes celebradas en el Colegio de San Gregorio de Valladolid.
Sacro Imperio
A esto se añade que fallece Maximiliano I, su abuelo, que era el emperador del Sacro Imperio. Eso hizo que Carlos quisiera ser emperador, con lo cual necesitaba más dinero y poder. ¿De dónde sacarlo? De sus posesiones hispanas. Es por ello que, a pesar del apoyo de las cortes, los procuradores le hacen una serie de 88 peticiones: entre ellas, su rechazo a contribuir económicamente al plan del rey de ser nombrado emperador del Sacro Imperio Germánico o a que extrajera metales preciosos y utilizara fondos dinerarios o caballos en proyectos reales fuera de Castilla y León.
Segovia, Toledo y Valladolid
Esto es lo que provoca la revuelta de las comunidades, que comienza en Segovia y que se extiende por toda la meseta central, especialmente en Toledo y Valladolid. Estos comuneros encontraron en Juana, madre de Carlos, la candidata para sustituir a su hijo, aunque ella no colaboró en tal empeño.
El final
El final de la rebelión llegó cuando en 1521 se reorganizan los partidarios de Carlos, la alta nobleza y los reinos de Granada y andaluces, y las tropas reales vencen a las comuneras en Villalar el 23 de abril de ese año, ajusticiando a sus líderes al día siguiente.
Bernardino de Valbuena
Pero ¿sólo hubo tres líderes o hubo más? Evidentemente, hubo más y uno de esos desconocidos fue Bernardino de Valbuena, hijo de Lope de Valbuena, antaño alcaide de Villalpando (Zamora), y de doña Catalina de Torquemada y con tres hermanos más.
Poco se sabe de su vida hasta que a comienzos de 1520, posiblemente con unos veinte años de edad, entra a formar parte de las tropas del obispo Acuña, que levantó la ciudad de Zamora a comienzos de septiembre de ese año.
Su valor hace que la Junta Comunera le nombre capitán para que el levantamiento en la jurisdicción del Condestable de Castilla, cuyo punto central estaba en Villalpando, tuviera éxito. Lo consiguió el 3 de diciembre y entró en la ciudad con las tropas de don Pedro Girón y el obispo de Zamora. Bernardino de Valbuena fue nombrado gobernador y alcaide de la fortaleza de Villalpando y se encargó de controlar la justicia, la política y la economía de la ciudad.
Toledo
Eso sí, ejerció como tal poco, hasta la derrota de Villalar, momento en el que el Condestable recupera Villalpando y se dirige a Toledo, que sigue siendo comunera, ya que la viuda de Padilla, María Pacheco, se refugió allí. Es a Toledo donde va también Bernardino de Valbuena. Allí se convierte en un símbolo de la resistencia comunera frente a las voces que querían la paz y deseaban entregarlo a los partidarios reales. De hecho, fue detenido en junio de 1521, pero lo liberaron gentes humildes del pueblo que estaban con la causa comunera.
Exilio
Es en ese momento cuando huye a Portugal, ya que ya había sido juzgado y condenado a morir en la horca y si hubiera regresado habría sido ajusticiado. De hecho, murió en el exilio.
Y esta es la vida de Bernardino de Valbuena, un hombre que luchó por sus ideas y sus intereses, equivocados o no. Juzguen ustedes.
De momento, Bernardino tiene una novela dedicada a su historia. Se titula Rayanos y la ha escrito el sociólogo zamorano Ángel Infestas. Y, por supuesto, el 23 de abril se conmemora a los comuneros y es el día de la fiesta de Castilla y León.
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