Cuando octubre llega a Castilla y León, los bosques despiertan en un arco iris de ocres, dorados y rojizos. Caminas, respiras, escuchas cómo las hojas caen y el mundo parece más cercano. Este puente es la excusa perfecta para perderse entre árboles y silencios.
El Faedo de Ciñera (León)
En la cuenca alta de Bernesga, junto a Ciñera de Gordón, el Faedo es más que un bosque: es una leyenda viva. Integrado en la Reserva de la Biosfera de Alto Bernesga, este hayedo está cuidado con esmero. Fue reconocido en 2007 como “Bosque mejor cuidado de España”.
La ruta oficial tiene unos 7,2 km (ida y vuelta), dura aproximadamente 2 horas y apenas tiene desnivel notable.
Partiendo del cementerio de Ciñera, caminarás por antiguas sendas mineras que conectaban con las minas de la zona. Uno de los primeros hitos es la “bocamina 50”, una vieja galería reconvertida con exhibiciones sobre la minería local.
Luego cruzas el arroyo Villar por puentes de madera y accedes al corazón del hayedo, donde reina Fagus, una haya ancestral de unos 500 años incluida en la lista de los árboles más singulares de España.
La senda continúa hacia las Hoces del Villar, un desfiladero donde el agua ha esculpido roca y paisajes durante siglos.
El bosque de Madroñal (Salamanca)
En la Sierra de Francia, entre Madroñal, Cepeda y La Herguijuela, existe un bosque que en otoño se viste de cuento.
El paseo circular PRSA-20 (alrededor de 6,5 km) recorre huertos, castaños y madroños, cruzando puentes medievales y valles sombríos. A lo largo del trayecto descubrirás árboles frutales silvestres, praderas húmedas y rincones donde la luz cae entre ramas y suelo dorado.
Este bosque es ideal para quienes buscan tranquilidad, fotografía o simplemente desconectar bajo el manto de hojas crujientes.
Cascada de las Pisas (Burgos)
Dentro de Las Merindades, la Cascada de las Pisas se esconde tras un hayedo espeso, donde robles, avellanos y acebos acompañan cada tramo del sendero.
La ruta comienza en Villabáscones de Bezana y atraviesa bosque umbrío, torrenteras y pozas hasta alcanzar las cascadas principales del río Gándara.
Son unos 3 km ida y vuelta de dificultad moderada, perfecta para una tarde de paseo pausado.
Durante las temporadas húmedas o tras lluvias, el salto se vuelve más potente; en sequía puede reducirse notablemente, pero el entorno sigue siendo espectacular.
Valporquero (León)
Al acercarte a las Cuevas de Valporquero, descubrirás senderos que se internan entre hayas hacia las laderas calizas del valle del Torío.
Aunque no siempre bien señalizados, estos caminos permiten adentrarse en bosques frondosos con vistas al mirador sobre el poblado de Valporquero.
Cruzas zonas de umbría, suelo tapizado de hojas y zonas húmedas donde el verdor resiste más tiempo. Un plan ideal para completar con la visita a la cueva.
Castañar de Hermisende (Zamora)
En el corazón de la comarca de Sanabria, Hermisende reúne uno de los castañares más monumentales de la región.
El recorrido circular es de aproximadamente 8 km y se completa en unas 3 horas. Va entre bosques antiguos y praderas, donde los castaños milenarios ostentan troncos poderosos y copas alzadas.
Durante el otoño, cuando la luz se filtra entre ramas doradas, todo el bosque parece envolver al caminante en un susurro constante.
Consejos para disfrutar del otoño con cabeza
- Revisa el pronóstico y escoge días frescos, con nubes tenues: la luz suave realza los colores.
- Calzado con agarre y ropa en capas: el bosque suele tener zonas húmedas o sombreadas.
- Lleva agua y algo de alimento ligero: en muchos lugares no hay servicios.
- Respeta las rutas señalizadas: estos bosques son ecosistemas delicados.
El otoño en Castilla y León no es solo una estación: es un modo de mirar. Un recordatorio de que el paisaje cambia, de que hay belleza en lo efímero y calma en lo lento.
Este fin de semana largo es una invitación a perderse entre bosques, caminos y colores que solo duran unas semanas, pero se recuerdan todo el año.
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